A QUIEN COMO Y DONDE PEDIR

    Si amáis a Dios os ayudaré, siempre, y no os miento: amar a Dios y os ayudaré.


 

T

odo cuanto le pidáis, Él os lo va a dar, pero tenéis que pedirle a Él, no vayáis a otro sitio. Si Él os dio vuestros corazones por templo: ahí es donde debéis orar, donde debéis adorarle, en ese templo que Él ha elegido es donde debéis ir a pedir.


·        Si ahí le pedís veréis que pronto tenéis contestación, pero no digáis luego que Él no se acuerda de vosotros. No digáis nunca que Él se aleja de vosotros, sois vosotros cuando vais a pedir a otro sitio, a otras imágenes que no existen, pero que vosotros vais.

 

·        Nunca se os ocurra arrodillaros delante de una falsa imagen creada por el hombre.


·        No le culpéis a Él, porque Él lo único que tiene es amor a sus criaturas, y sólo amor. Y Él os perdona tantas veces como haga falta.

 

·        Por lo tanto, Él sabe muy bien lo que se hace, ¿cómo no lo va a saber si Él está dentro y fuera de cada uno de vosotros? Si antes de que se os caiga un pelo de la cabeza Él ya lo sabe. Sí, antes que vosotros vayáis a pedirle una cosa Él ya lo sabe.

·        ¿Por qué creéis vosotros que Él os ha dejado de la mano? ¿Porque no os da lo que le pedís? Pero es que a Él definitivamente no le pedís nada. Si a Él le pedís una cosa y no os la da, no tenéis por qué criticar, porque, ¿acaso vosotros sabéis más que Él? ¿Sois más justos que Él?

 

·        Si Él no os lo da es por algo que vosotros hoy no comprendéis, que algún día vais a comprender.Eso estoy seguro que sí, pero cuando Él no os lo da es porque no es el momento.

 

·        Si vosotros vierais a vuestro Padre con mucho dolor y para toda su vida... si vosotros pudierais coger un poquito de Él, para que Él no sufriera tanto y no llevara tanta carga, seguro que lo haríais.

·        Entonces (los espíritus) piden esas enfermedades, y, si se le concede, ni yo ni nadie puede quitárselas. Que luego aquí no se comprenda eso ya es otra cosa.

 

 

·        Si creéis y dijerais: “Si es posible concédeme lo que te pido, si no es posible, hágase tu voluntad y no la mía”. Mucho más cogeríais.

 

·        Porque si vosotros permanecierais en mí, y mi palabra permaneciera en vosotros, ya podíais pedir cuanto quisierais, que eso se os daría hecho.

 

 

            Cuanto más ayudo a los demás, más feliz me encuentro y más puertas se me abren.

 

Santo Tomé (Jaén)

21 de septiembre de 1991

 

Y

 yo os digo que si hubierais estado informados desde que yo vine hace tanto tiempo, las cosas serían diferentes. Pero no ha habido nadie que os haya informado. ¿Qué os han dicho las religiones? Yo quisiera que penséis lo que os voy a decir ahora. Hasta aquí las religiones os han dicho que el que es bueno va al cielo, y el que es malo, al infierno.

 

            Aquí hay muchos padres (y tenéis hijos, claro), pero, ¿qué le decís vosotros a vuestros hijos cuando uno es mejor que el otro? ¿Les vais a decir que vais a matar a aquel que sea peor? Yo creo que ni se lo decís; pero, si se lo decís, tampoco lo vais a llegar a hacer. Si vosotros no hacéis esto, ¿cómo pensáis que Dios, que es todo amor, va a hacer con vosotros todo eso que os dice la iglesia? Entonces sería un dictador, sería… ¡no sería Dios! Y Dios es único, en amor, en poder y en justicia. Y como es único, por eso pienso, que el que penséis así (que Dios es malo), no habéis conocido a vuestro Padre.

 

            Pues mirad, muchas veces habéis dicho que vuestro Padre os ha olvidado, y no es así, sois vosotros los que os vais alejando de Él. Si no fuera así, ¿dónde estaríais si Él se hubiera enfadado? Él tiene paciencia con todos sus hijos, sabiendo que, un día, todos llegaréis hacia Él.

 

            Pues mirad qué diferencia hay entre lo que penséis y lo que os voy a decir ahora. Vosotros vais y pedís en la iglesia que se os cure una enfermedad, o que tal vez, os dé riqueza, o que, tal vez, otra cosa. Y, ¿qué pedís allí? ¿A quién? Vosotros pedís a una imagen que hay allí. Pero, ¿cómo la religión no os hace a vosotros saber que no debéis pedir a una imagen que no existe?

 

            Vosotros diréis:

 

            “-Sí que existe, ese santo es tal…”


            Pero, en el cielo no existe. En el cielo, como en la Tierra, sólo existe como santo Dios vuestro Padre. Y yo hoy os puedo hacer (no he tenido nunca orgullo, eh, ni lo tengo tampoco), pero quiero hacer una demostración en este pueblo que no he hecho en ninguno: vais a ir a la iglesia, y vais a rezar, y vais a pedir al “santo” que haya. Si hay diez, pues a diez. Y después venís y me decís qué persona se ha curado, si el santo os ha dado un consejo u os ha dado cualquier cosa. Después venís y me lo decís aquí, y a todos los presentes, yo no me voy a ir hasta que vengáis.

 

            Después, no os digo nada, solamente que le pidáis a una fotografía de las que tenéis ahí, o a mí ahora que estoy aquí, mejor aún, aquí. Y después, delante de todos los presentes vais a ver quién os ha dado más.

 

            ¿Vosotros no sabéis que lo que no existe, no os puede dar? Si vosotros hacéis una imagen de esta tierra (o la podéis hacer de barro o arcilla), podéis hacer esa imagen y luego le pedís. Mientras le pedís a esa imagen, os estáis apartando de Dios, no le pedís nada a Él, y si no le pedís nada a Él, no os puede dar.

 

            Hace dos mil años dije: “Pedid y se os dará. Llamad y se os abrirá.” Pero, claro, sí que pedís, pero, ¿a quién?


            Pedís a una imagen, y esa imagen que vosotros hacéis de arcilla, o de escayola, o de madera, resulta que es lo mismo que si ahora le pedís a la tierra ahí. Pidiendo ahí no os va a contestar. ¿Por qué no pedís ahora a lo que yo os digo, al contrario, y le pedís a Dios?


            Vosotros si no me habéis comprendido os pongo otra comparación. Si vais a un ayuntamiento, ¿quién os podrá dar más? ¿Quién os lo podrá dar antes?: ¿aquella persona que está empleada allí, tal vez, recogiendo basura, o, tal vez, el alcalde? Si sabéis que es el alcalde, ¿por qué tenéis que estar pidiéndole a otro que tiene que pedirle a uno y al otro hasta llegar al alcalde? Bueno, pedidle al alcalde. Pues, en este caso, es lo mismo. Entonces, pienso que, si vosotros estáis de acuerdo, no os cuesta nada pedirlo así.

 

            Os he dicho a vosotros, a todos vosotros, que un día dejaréis vuestro cuerpo, y después de haber dejado vuestro cuerpo creéis que ahí se ha acabado todo, y la verdad es que aún os queda un largo camino que recorrer. Pero, antes deberías venir a mí y arrepentiros, y yo os perdonaré. Vosotros diréis:

 

 

            “-¿Quién es él para perdonar?”


            El día que me conozcáis, ya lo sabréis. Pero yo he venido a eso, y lo he demostrado durante muchos años. Todo el que venga a mí, yo le perdonaré. Y todos los que vengáis a mí, ninguno os perderéis, porque nadie os podéis perder de la mano de vuestro Padre.

            Yo pronto voy a hacer lo que no he dicho nunca, pero ha llegado el momento, y aquí en este pueblo. Yo quisiera, y con el tiempo se hará, que no haya más que un rebaño y un pastor. He dicho que todas las religiones deben ser una y comportarse, no como religiones, sino como quien quiere ir caminando hacia la casa de Dios vuestro Padre.

 

            Porque hasta hoy, ¿qué religión habéis visto vosotros que no sea poderosa en riquezas? ¿Y qué religión no ha levantado siquiera aún ni un solo dedo para ayudarle a nadie, a ninguno de sus hermanos, aunque estén muriéndose de hambre? Si vosotros conocéis una, estáis en el derecho de subir aquí y decírmelo, pero yo es que no conozco ninguna religión que, con todo su dinero, haya levantado un solo dedo para ayudar a aquellos hermanos.

 

            Yo voy a pretender que todas las religiones se unan, aunque se tarde tiempo. De que no haya más religión, sino la Casa de Dios. Porque vosotros, como he dicho al principio, cuando vais a la iglesia (no hay necesidad de ir a la iglesia, pero podéis ir, no os enseñan nada malo), pero, yo os digo a vosotros que para ir a Dios no es necesario pisar una iglesia, no vais a llegar antes; solamente que tenéis esa tradición y podéis ir, yo no os digo que no, pero Dios dijo antes, y ahora os lo digo nuevamente, que yo no he tenido nunca iglesia, porque Dios dio los corazones por templo, y es ahí donde vosotros debéis orar y adorar a Dios. Es ahí donde debéis pedir, porque el templo que yo hablo es el corazón de cada uno de vosotros. Si pedís ahí, ahí sí que os va a oír y os dará lo que le pidáis.

 

            Vais a comprobar si os digo la Verdad o no os digo la Verdad. Yo veo en vosotros muy buena gente (no lo digo por decirlo, es que sois), lo que pasa es que ignorantemente me habéis tomado como un curandero. Y yo soy curandero, porque, claro, curo; por eso soy curandero. Pero yo no he visto todavía a ninguno que vaya por el mundo entero no cobrando nada.

 

            Yo veo que estáis un poco alejados de la Casa de Dios, la Casa de Vuestro Padre, pero hoy es un gran día para vosotros, y ese gran día se puede rematar bien, se puede. ¿Y sabéis por qué? Porque mirándoos a la cara veo que muchas personas ya no estáis tan lejos como estabais. Porque esa Casa ya no está tan lejos de vosotros, esta Casa está cerca de vosotros y tiene las puertas abiertas para cuando vosotros queráis entrar en ella. No paséis por delante y volváis la cabeza para otra parte.

 

 

CONSEJOS A ESPÍRITUS: QUÉ PEDIR ANTES DE COGER UN NUEVO CUERPO

 

            Os dije que iba a preparar tanto a vosotros como a los espíritus. Voy a hacer lo que no se ha hecho nunca.

 

Y

o os puedo asegurar, y nunca os he mentido, que están muy, muy, muy juntitos… Todo lo que pueden abarcar para ver, por primera vez, a quien os habla. Por oír de cerca lo que nunca han oído. Y la alegría en ellos es inmensa.

 

            Yo trato de prepararos a vosotros, pero claro, va muy despacio. Y ahora trataré a continuación (e iré domingo tras domingo), que ellos también estén más preparados aún.

 

            Y cuando hable para ellos, eso también puede ser muy beneficioso para vosotros, porque daros cuenta: vosotros estáis en un cuerpo y muchos pensáis que os queda mucha vida, ¡y ojalá que sea así! Pero, ¿y si no fuera así? No estáis aún preparados como tenéis que estar pues para dejar el cuerpo e ir a otro sitio… Me diréis alguno:

            “–Hombre, siempre se ha hecho”.

 

            ¡Por supuesto! Por supuesto que sí. Pero si ahora vosotros supierais un poco más de cómo ocurre todo esto, y quién, y cómo os vais a encontrar allí; siempre sería beneficioso, porque no os pillaría de sorpresa.

 

            Y a ellos (los espíritus), a ellos también les beneficia porque dentro de poco, muchos de ellos van a tener que coger un cuerpo como lo tenían antes (o como lo tenéis vosotros), y tienen que aprender de lo que yo les diga y también de las reacciones de vosotros.

 

            Pues mirad, yo me decido, voy a hablarles un poquito a ellos y también a vosotros, pero como me están oyendo, os miraré a vosotros, pero ellos me oyen.

 

            Los (espíritus) que están arriba, muchas veces… (muchas no, todas), cometen grandes errores porque como se les deja libertad para que escojan el tiempo que quieran para cuando vengan a la Tierra, y también lo que quieren hacer, y a qué país, y a qué padres, y tal y cual; ahora resulta que ellos se han impuesto ignorantemente tantas y tantas cosas que luego no pueden cumplir.

 

            Y han hecho muchas promesas para bajar aquí a la Tierra, pero luego no lo pueden cumplir: se han tropezado bien por los padres, bien por la familia, por amigos, por la materia que llevan, por varias circunstancias, sean las que sean, no han podido cumplir la promesa o promesas que ellos hicieron en su día… Y entonces, eso no les lleva a ninguna parte.

 

            Es igual que la mayoría de enfermedades fuertes (no todas, pero muchas sí), que el médico los mira, y los mira, y no sabe qué tienen. Y no les dice nunca el resultado, pero la persona ahí está, no muere, pero cada vez está igual o peor… y se vuelven locos y no lo saben.

 

            Pero es que no lo pueden saber porque eso son enfermedades que un espíritu se pone, o lo pide así, para cuando entre en ese cuerpo, ese cuerpo padezca esas enfermedades, porque creen que así hacen algo por Dios. Y estáis equivocados. Conesas enfermedades… (las podéis coger, sois libres, sois libres para hacerlo, para seguir haciéndolo), pero no lo deberíais de hacer, porque no hacéis más que sufrir el dolor de la carne, solamente eso. Y sin embargo, ¿qué hacéis de bien para aquellos necesitados..? ¿No sería mejor que hicierais todo lo contrario?

 

            Haced promesas de venir sanos y fuertes para ayudar al que más falta le haga.         Todo esto os parecerá… Diréis:

 

            ¿Qué dice el Maestro..? ”


            Pero esto ocurre así. Y lo que se debe hacer es no pedir ya ninguna enfermedad, porque mientras vosotros estáis padeciendo: ¿creéis que dejáis hacer algo, ya que vosotros no hacéis? ¿Hace algo vuestra familia si tiene que estar con vosotros? Pues no hace nada. Pero claro, tampoco lo sabíais, por lo tanto, yo os digo que eso, pues no lo volváis a hacer más.

 

 

(A continuación les mostramos la única oración que el Maestro nos ha enseñado en las dos ocasiones que ha estado entre nosotros. A través de ella podemos dirigirnos a Dios para adorarle o pedirle. Se trata del Padre Nuestro original):

 

Padre nuestro que estás en los cielos.

     Santificado sea tu nombre.

            Venga a nosotros tu reino.

                   Hágase tu voluntad

                        así en la Tierra como en el Cielo.

                                  El pan nuestro de cada día

                                              dánosle hoy.

                                                   Perdónanos nuestras deudas.

                                                      Y no nos dejes caer en la tentación.

                                   Más líbranos del mal.