VENTAJAS ENTRE DIABLO Y DIOS

Hermanos, buenos días.

  

   Qué diferencia del domingo pasado a éste, ¿verdad?

 

   Bueno, yo pienso que muchas de las personas pues tal vez como dije que vendría el último domingo de mes y el primero, aunque dije que también podría ser que subiera todos seguidos. Pero como seguros los que he nombrado.


   Muchas personas vienen y cogen el agua y claro, pues es lo que ha pasado hoy.

 

De ver el campo lleno a ver lo que hay hoy pues no se lo que es el mirarlo desde aquí.

 

Pero bueno, cada uno viene y no se si es que también es por lo que tanto y tanto hemos visto desde hace cinco años y los que venís siguiéndome desde hace tiempo, aunque muy poquitos sois los que estáis aquí hoy, pueda ser por lo que he dicho tantas veces, que aquél que se cura ya no vuelve.

 

Por eso no se puede hacer lo que se hizo el domingo aunque yo quisiera.

 

El domingo creo que salieron más de trescientos ¿no?; porque en más de dos horas se estuvo pasando gente con las gafas, con muletas y con cualquier clase de enfermedad. Como sabéis: sin tocarle a nadie. Y yo pregunto:


   ¿Veis como no se puede hacer?


   Si deberían de estar... ¿cómo deberían de estar?


   No, para qué, no lo voy a decir. Porque si una persona tenía una dolencia grande, si tenía una enfermedad incurable, se curó el domingo a cambio de nada y hoy no la veo aquí.


   Veis como llevo razón que con curar a una persona no se gana nada.

 

Se gana con librarla de la esclavitud del pecado pero no de curarla materialmente.

 

El egoísmo no deja ver lo demás.


   Bueno, vamos a rezar ahora ya la plegaria que cada domingo vosotros mismos rezáis.


 Bueno pues la verdad es que yo iba a hablar de algo, más que nada para la gente joven, o sea aquéllos niños que están en el colegio y hasta otros que están apunto de sacar cualquier carrera.

 

También es para todos, pero claro me he llevado un poquito de..., no de decepción porque se lo que pasa los domingos que yo no vengo.

 

He subido hoy, no es que me haya –como digo- pillado de improviso, pero aunque no sea todo lo que llevaba ánimo de deciros voy a deciros un algo.

 

Aunque veo muy pocos jóvenes hoy aquí y cuando veáis lo que voy diciendo pues os daréis cuenta que es más por..., unas ciertas palabras que hubo... (Algunos os acordaréis de todo esto), que fue a las diez menos cuarto de la noche que vinieron unos sacerdotes y vino el máximo representante de la religión católica de... me parece que está detrás del papa, que lo hace Iñaki Gabilondo, (creo que algunos lo habéis visto).

 

   ¿Hay personas que lo visteis?


   Sí. 


  Bueno, pues no es que yo vaya con esto a criticar a nadie ni a ellos tampoco a nada; solamente decir que claro a mí no me parece muy justo, de que lo hubiesen hecho a unas horas como las doce de la noche o a las dos de la mañana pues me parecía mejor, pero vaya, a esa hora que todos los niños estaban viendo la televisión pues si yo os digo esto es por las personas que me han dicho que no lo veían bien ya que los niños pues con esas figuras que hacían tan horribles hablando de todo esto que hablaban del demonio y cosas; pues para los niños fue aquélla noche y las noches sucesivas bastante mal, porque estos niños pues cogieron un miedo y en las personas mayores pues como apenas dijeron nada, crearon más un confusionismo que otra cosa.

 

Entonces Iñaki Gabilondo que es una persona que sabe hacer preguntas cuando alguien está delante de él, para mí sólo dijo una, que es cuando le dijo que si estaba de acuerdo con que el demonio existía.

 

Y éste señor, pues hombre le dijo que sí. Dice: ¿y usted cómo lo sabe?


   -Hombre es que...vamos... (Se quedó pensando, si en alguno lo visteis)... pienso que sí, pues según lo que dice...


   Bueno, pero según lo que dicen, creo yo no puede ser así, porque cada uno puede decir una cosa diferente.

 

Pero ahí hay muchas personas que se estaba viendo ese programa y entonces os daríais cuenta que están hablando, como siempre, sin saber.

 

Y sin saber no se debía de poner uno delante de una cámara porque si dice la verdad es para todos, para todo el mundo; pero si dice la mentira también hay que tener en cuenta que engaña a todo el mundo.


   Ya digo que no voy a hacer una crítica, lo que si quiero deciros es que me parece (y creo que en esto estaréis de acuerdo) que en vez de hablar todo como hablaron y del exorcismo y estas cosas: no era para estar delante de unos niños.

 

Pero ya que dijeron todo esto pues deberían de haber dicho lo bueno y lo malo: adónde nos lleva lo bueno y adónde nos lleva lo malo.

 

Porque claro, ahora yo lo digo porque hay muchos niños que están acabando el curso, hay otros que están acabando una carrera y como éste hombre que vino en el nombre del papa dijo que varios cantautores de rock habían vendido su alma al diablo, también es verdad que Iñaki dijo:


   “Sí, pero se le concedió, pero cuando triunfó murió”.


   Dice: “Sí, es cierto”.


   Dice: “Pero es que muchos de los que hay hoy en día todos llevan un algo también”.


   Y no explicó ya nada más.


   Entonces yo digo: ¿por qué no lo explicó?


   Porque claro, ahora un niño que un padre, vosotros, le estéis presionando más de lo que él puede dar puede hacer lo mismo oyendo éstas palabras. ¿Por qué no puede decir...?


   “Hombre, si vendiendo nuestra alma vamos a aprobar o vamos a sacar ésta carrera...”


   A nosotros ya no nos importa nada, pero nuestros padres se quedarán conformes. Pero ahí está la duda, que no queda todo ahí.


   Yo, a todos los que estáis aquí me gustaría, si tenéis algún casete o algo pues que lo vayáis cogiendo para que luego éstos niños lo vayan oyendo.

 

Porque claro, yo les diría a todo el que vaya a pensar así que no lo haga,porque no sabe después qué es lo que va a ocurrir.

 

Y yo sí les anticipo que casi estoy por seguro que si lo hacen así se lo van a conceder y van a probar.


  

   Pues bien, como os iba diciendo, van a probar; o le pedís una cosa y os la va a dar.

 

Pero a partir de ahí él se la va a cobrar; vosotros le habéis pedido al diablo y os lo ha concedido, pero él se la va a cobrar con creces.

 

Vosotros debéis de daros cuenta lo que habéis acabado de hacer: habéis vendido vuestra alma y si la habéis vendido no la podéis ya recoger, porque la habéis vendido.

 

Vosotros tenéis cualquier cosa en vuestra casa y si la vendéis no podéis de ir mañana y decir que os la devuelva.

 

Si no quiere, no.

 

Y él no lo va a devolver.


   Luego después qué es lo que va a pasar durante de años y años y quién sabe cuántos.

 

No de años sino de vidas.

 

Pues va a ocurrir que os va a echar por el camino del martirio más grande que puede hacer; porque puede mandaros a que vaya uno en un coche por la carretera y os mande que lo tiréis en una curva afuera. Y vosotros diréis:


   “No-no-no, eso no”.


   Pero no tendrás más remedio, porque estás bajo de él, es tu dueño y señor.

 

Cualquier niño que esto puede verse obligado a eso y también, que no es la primera vez, a intentar matar hasta a sus padres o si es mayor hasta a su propio hijo.

 

¿Qué ganáis con eso? Os daréis cuenta que no queréis, pero lo haréis

 

Eso es lo que tenían que haber explicado y después explicar qué os da Dios, qué ventaja hay entre el diablo y Dios.


   Vosotros ya sabéis que venís mucho tiempo, que no es menester que os diga nada, porque empezando por la vida ya os da todo; pero os da el sol, la tierra, el agua, el aire, todo cuanto nos hace falta.

 

Lo único es que nos deja sin prisas que nosotros trabajemos y sepamos un día lo que es bueno y es malo.

 

A partir de ahí si le pedimos como hay que pedirle y donde hay que pedirle: también os lo va a conceder y de hecho que lo está haciendo.

 

Pero no vayamos a pedir a otra persona que no sea Él y luego nos quejamos de que Él se aleja de nosotros.

 

Es que no le estamos pidiendo a Él..., no le estamos pidiendo a Él, le estamos pidiendo a otro.


   Pero la gran diferencia que hay es que el que venda el alma al diablo va a tener que estar –como digo- vidas y vidas con él haciendo lo que no desea, en un martirio.

 

Eso si que es de verdad el infierno.

 

Mientras que Dios conforme vayáis trabajando, conforme vayáis purificándoos, llegará el momento que cuanto más trabajéis más vais a tener, porque a vosotros y vosotros sabéis muy bien que aquél que siembra: cosecha. Lo que no debéis ni debe importaros es dónde y cuándo, pero vosotros sabéis que nada se pierde bajo la mirada de vuestro Padre ylo que os da ya lo tendréis para siempre, no vuelve a quitároslo, lo que hace es que os va dando más conforme os lo vayáis ganando.

 

Esto es algunas de las diferencias que hay entre una fuerza y otra.

 

Lo que ocurre que muchas veces estamos más cerca de lo malo que de lo bueno, porque vosotros sabéis muy bien que si un cualquiera sin conocerlo o conocido tratara de herir a un familiar vuestro...; y más aún si lo matara; vosotros enseguida cogíais cualquier arma y aunque sea a traición vais a matarlo también. Y vosotros decís:


   “Hombre, es que es un criminal”.


   Pero si fuera así yo no hubiera venido ni a amar ni a perdonar. Es un enfermo o un ignorante, que es lo mismo. Si hubiese sabido la verdad no hubiera matado a esa persona, pero ahora qué hay que hacer, qué vamos a ganar con matarlo, ¿quién sois vosotros para matar? Vosotros podéis preguntarme:


   “¿Quién era él?”


   Pero os estoy diciendo que era un ignorante y que hay que amarle si queremos ganar más. Si vais y le matáis ¿acaso vosotros no seríais también un criminal?

 

No era ya él primero, sino vosotros. Y cuando matéis a esa persona otro vendrá del familiar de él y os matará a vosotros.

 

Y siempre tendremos que seguir con lo mismo.

 

Pues para eso he venido yo: para deciros todo esto y mucho más, porque ya os dije que yo lo que quiero fundar es una religión universal..., pero si no os calláis en habiendo hoy tan poca gente... ¿cómo es que otras veces habiendo tanta no se oye ni una mosca?


   Vosotros, los que estuvisteis el domingo pasado, recordaréis que yo dije: esto y esto deberíais de hacer si queréis seguirme, si queréis elevaros rápidamente, si no queréis perderos por ningún camino.


   Y hubo menos de la mitad que dijisteis: “Sí”.


   (...)

   Bueno, yo dije..., y menos de la mitad dijisteis: “Sí”.


   Escuchar por lo menos a mí.


   Y al decir “sí”, aunque no lo cumplisteis y fuisteis tan poco; yo dije: “De acuerdo”.


   Me bajé y le dije a Pedro: “No subas a nadie aquí, ponte ahí porque hoy será grande, cuando yo salga del campo (que no quise que me acompañara nadie) cuando yo salga del campo veréis lo que pasa aquí”


   Y ya visteis lo que pasó. Pero con unos pocos que dijisteis “sí”. Pero esa no era mi idea, mi idea era de que si toda la mayoría, que erais tantos, hubierais dicho:


   “Sí queremos cambiar”.


   Yo os puedo decir la verdad y la verdad era que las nubes que había bajarían dando vueltas a la tierra y la tierra hubiera retemblado, aunque os hubierais asustado.

 

Pero todo el mundo hubiera quedado sano, porque yo me hice responsable de ello cuando dije:


   “En el momento que vosotros os arrepintáis, en el momento que vosotros vengáis a mí y queréis hacer la voluntad de Dios, (que la voluntad de Dios ya os lo dije), vuestras enfermedades cesarán y vuestras ofensas serán perdonadas”.


   Y así hubiera sido, porque vuelvo a repetiros que mirar que tan poquitos dijisteis: “sí queremos, sí somos capaces de hacerlo” y a mí me dio un vuelco el corazón. Por eso no quise que nadie me llamara al ver tantas curaciones y tanto como visteis que dijera:


   “Claro, pero es porque los mentaliza, es por la energía tan fuerte que lleva”.


   Por eso me fui y dije: “cuando salga del campo no podrán decir eso porque en tanto tiempo y aún no me habéis conocido”.


  

   Preguntar a muchos de los que estuvieron y que os digan la verdad.


   Pues yo el último domingo de mes vendré y seguiré y os diré muchas de las cosas que si queréis...; si queréis sino no...; os diré como el domingo pasado: yo puedo hacer que vosotros quedéis libres del pecado.


  

Ahora ya si queréis pues podéis ir destapando aquéllas garrafas que hayáis traído.


  

 Grabación realizada en El Rebollar el día 9 de junio de 1991.