¿DONDE ESTA DIOS?

Buenos días.

  

   Antes que nada... ¿no se si esto se oye hasta allí, o no?

  

   Pues antes que nada felicitar a todos aquéllos que se llamen Juan.

 

Y después deciros que hoy no era un día que yo llevaba ánimo de subir, por eso que no he subido con la túnica ni nada. Pero aunque no haya subido vosotros sabéis muy bien que yo sigo siendo igual con la túnica que sin la túnica.


   Por otra parte, pues no se, me he entristecido un poco al llegar a ésta tierra que es de todos, que yo cuando me fui hace muy poco tiempo vi aquéllos hijos y aquéllos hermanos que yo dejé, que siempre había de cinco mil para adelante, días de ocho, días de diez (en miles estoy hablando) y que ahora me he decepcionado bastante al venir y ver la poquita gente que a lo mejor no supera los quinientos o seiscientas personas.

 

Y aún me entristece más cuando aquéllos que yo he hablado, hasta mis mismos discípulos, y les he dicho:


   -¿Cómo va, viene bastante gente?


   -“Uy sí, ha venido mucha; bastante-bastante”.


   Esto viene; si os acordáis aquél día que dije de un padre que era pastor y que un día por su enfermedad había repartido la hacienda para sus dos hijos. También aquél padre preguntaba a los hijos: “¿qué cómo iban los rebaños?”. Y los dos le decían: “que muy bien”.


   Cuando el padre recuperó parte de su enfermedad...

 


   (Si estoy hablando para unos, y para otros no, porque estoy sintiendo hablar; y yo quiero que todos me escuchéis).


   ...Cuando éste buen hombre se recuperó y fue al rebaño del más pequeño se dio cuenta de que allí solo quedaban diez o doce ovejas. La decepción sería... seguramente fue grande, pero no como la que yo tengo ahora. Porque de verdad yo me pregunto...; y eso si me trae mucha tristeza.


  

   Yo a mi mismo me pregunto.


   Si en tanto tiempo que me conocéis, que decís que me conocéis, pero yo he visto hoy que no.


   Porque si vosotros que tanto venís y no habéis sido capaz de que vuestras almas reconozcan lo grande que es ésta Obra, ¿cómo vais a ser capaz de saber y de ver las maravillas de aquél que creó la Obra?


   Es imposible.


   De esto y de otras cosas hablaremos después de rezar la plegaria. Yo con esto no voy a perdonar a nadie porque nada tengo que perdonar, pero una cosa si quiero que se quede para todos vosotros.


   Tener más amor y no tendréis que ser perdonados ni perdonar a nadie,porque el que de verdad tiene amor, si le tenéis amor a un hermano ya le habéis perdonado si es que de verdad le amáis. 


   Ahora vamos a rezar ésta plegaria que cada domingo tenéis acostumbrados.


    Pues voy a recordaros algo si en alguno de vosotros es que así lo recordáis.


   Hace un tiempo, poco más de un año, yo falté de aquí cuarenta días; verdad es que tuve que ir para lo que yo os dije que debería de ir. Y así lo hice.

 

Pero también es verdad que al mismo tiempo quería hacer con vosotros lo mismo que... (Pienso que aquí hay bastantes padres que tenéis hijos) y pensaba que era el mejor momento para que vosotros poquito a poco empezarais a dar vuestros primeros pasos.

 

Y los primeros pasos me refiero que cuando tenéis un hijo de todos es sabido que hay que llevarlo de la mano, del brazo, hay que enseñarle a andar, pero cuando ya vemos que se tiene todos tratamos, aun a sabiendas de que se va a caer, debemos y así lo hacemos: es dejarlo sólo, para que se acostumbre.

 

Porque si lo llevásemos de la mano hasta una edad avanzada no ganábamos nada; lo único que ocurriría que cuando lo dejáramos, al cruzar una calle o una carretera el accidente sería enseguida.


   Esos son los primeros pasos que yo traté de dar a mis discípulos con vosotros y vosotros cara hacia ellos.


   Lo peor es ahora cuando ya se va sabiendo algo más, cuando va siendo uno un poco mayor y ya se va creyendo uno que sabe más que el mismo padre que os ha enseñado a andar y que le ha enseñado muchas veces el trabajo que él sabe hacer.


   A veces, vosotros esto lo sabéis, que podéis tener cuatro hijos y haber dos que trabajan y que cumplen (aún renegando) lo que le decís los padres; a veces los otros dos no es así, creen que saben hacerlo mejor y si el padre les dice un día:


   “Yo tengo que irme de viaje”.


   Se alegran porque saben que así van a hacerlo todo a su manera.


   Con esto quiero deciros qué es lo que ha ocurrido aquí en ésta tierra y esto ocurrirá en muchas casas de vosotros que sois padres. Lo que ocurre es que el padre siempre tenemos (la mitad de lo que tenemos nosotros, la tenemos dentro de ese hijo) y aunque sepamos que no van bien pero nos gozamos de ver las discusiones y el darnos cuenta que también nosotros hemos sido jóvenes y hemos pasado por ahí.


   Porque yo quiero deciros desde aquí a todos los que son jóvenes: lo que les está ocurriendo es lo que yo digo; pero les digo y así os lo digo (que siento mucho decirlo) pero esto ocurre que los hijos sean así con los padres porque ellos creen saberlo todo, pero la verdad es que lo hacen porque están inmaduros y a veces equivocados.


   Todo esto se viene aprendiendo de unos a otros, pero lo que yo os estoy diciendo para que aprendáis no os lo podéis pasar unos a otros hasta ahora. De ahora en adelante si aprendéis sí que podéis y eso será o sería mi alegría. Hasta ahora no habéis podido porque nadie os lo ha enseñado, siempre os han dicho lo contrario.


   ¿Cuántas veces habéis oído vosotros hablar de Dios?


   Sí que habéis oído. Pero cada uno ha dicho su forma de ver, pero que nadie ha visto nada.


   ¿Cuántas personas (sean videntes o no sean) se ha dicho que han visto a Dios?


   ¿Quién es Dios?


    ¿Dónde está?


   ¿Cómo les ha hablado?


   Yo quisiera saber una sola persona que viniera a mí y me dijera: ¿dónde está Dios?


   Solamente puede decirlo aquélla persona que viene de Dios, que ha salido de Él mismo. Los demás estoy esperando, y llevo años a ver quién me dice: ¿dónde está Dios?


   Unos dirán que en la tierra, otros que en el cielo, y así; pero ninguno lo sabe con exactitud.


   Yo, si prestáis atención, poco a poco os lo iré diciendo.


   ¿Queréis saber lo que es Dios?


   Si.

  

     Pues Dios está en todas partes, está dentro de cada uno de vosotros, aunque reneguéis de Él. Y también está fuera, está encima de los árboles y debajo de ellos, está encima de las piedras y si levantarais una allí estaría también.


   Dios no lo ha visto nadie, porque si lo vierais alguna vez teníais que ser tan justo como Él. Cuando veáis a Dios ya pertenecéis a Dios, de adonde nacisteis allí os fundiréis otra vez. Pero ya dije hace una semana o dos, que no hizo el mundo a Dios sino Dios es el que hizo al mundo.

 

Dios es una energía que está en todo el universo: abajo, en medio, arriba, y en todas las partes. Esa energía es todo amor y por ser todo amor es el que sabe todo porque está en todo y en todos; está en todas las partes y gracias a su amor puede sostenerse un mundo con otro.


   Dios ha elegido su propia energía para que se materialice y reencarne en otra persona: esa persona soy yo. Y esa poca energía, y digo “poca” porque poca es la que puede sostener un cuerpo humano. Esa energía que está dentro de mí es propia del mismo Padre, por eso he dicho tantas veces:


   Yo voy al Padre y vengo, el Padre está en mí y yo en Él; porque yo puedo ir, dejar mi cuerpo y cuando muera lo dejaré e iré al Padre. Y es la misma energía, pero Él ha tenido la complacencia de tener y hacerme su Hijo, aun siendo Él mismo.

 

Si un día tanto en éste mundo como en cualquier mundo donde os podáis encontrar, aunque sea en Espíritu, siempre veréis la forma de la persona que conocisteis aquí en la tierra; no en materia, sino en Espíritu; pero tendrá la misma forma.


   En ningún modo podéis ver al Padre, me veréis a mí en Espíritu. Pero reconocer que el Padre está en todo y en todos. Si no tuvierais la más mínima de nada del Padre, ¿creéis vosotros que podríais tener la más mínima inteligencia?


   Ni tendríais inteligencia, ni podríais vivir ni un segundo, si no tuvierais algo, un sello, por pequeño que sea de esa energía.


   Si vosotros vierais al Padre ahora mismo no lo podríais soportar porque sería tan grande, abarca tanto, que ya digo que es superior al universo; por mucho que os fuerais para un sitio o para otro lo tendríais siempre al lado de vosotros. Mirando hacia abajo lo veríais y mirando hacia arriba también.

 

Os daría miedo, no estaríais nunca tranquilos, no haríais nunca vuestra propia voluntad; porque sabíais que Vuestro Padre lo teníais al lado y cosa que no hicierais bien hecha vosotros temblaríais de ver que no lo hacéis.


   Pero Él sabiendo esto, os ha echado al mundo como vosotros sabéis, Él está muy tranquilo porque sabe que todas sus criaturas han de volver hacia Él; se puede tardar más o se puede tardar menos, según cada uno su propia elevación; se tarde lo que se tarde, tal vez sea miles y miles de años, pero Él sabe que al final... porque no tenéis otra entrada ni otra salida: sino ir adonde salisteis.


   Por eso Él –como digo- tiene esa tranquilidad y por eso estoy yo aquí: para enseñaros a muchos lo que no sabéis.


No quiero extenderme mucho más allá de lo que estoy diciendo porque esto lo podía haber dicho el primer día, ¿pero si no me habéis conocido a mí cómo ibais a creer lo que yo os estoy diciendo?


   Poco es lo que os digo ahora, pero por algo debéis empezar a saber las cosas.


   Vosotros tenéis que tener en cuenta que vale más ganarse a fuerza de trabajo, a fuerza de sacrificios: un metro de terreno en el Reino que no toda la gloria de adonde pisáis.


   Esto llegará un día –como ya lo sabéis todos- y no os valdrá para nada: ni la tierra, ni las alhajas, ni vuestro dinero. Diréis “que lo dejáis a vuestros hijos”.


   Bien, pero ese hijo ni sabrá lo que es trabajar, ni sabrá lo que os estoy contando y menos lo que le espera.


      ...Mejor en venir, en querer, para que así vuestros hijos también aprendan, oyéndome a mí y más aún cuando vosotros se lo digáis en casa.

 

   Yo, si me he ‘aterminado’ a deciros...; muy poca cosa os he dicho; me he ‘aterminado’ a decir esto es porque pienso que tantas y tantas cosas referente a curaciones, referente a milagros y referente a cosas espirituales: ya habéis visto mucho y pienso que hora es de que ya vaya diciéndoos algo de lo que hay más allá de lo que se puede oír o ver.


   Vosotros os tenéis que dar cuenta solamente una cosa. Yo empecé sólo en contra de toda la humanidad, tanto hace dos mil años como ahora; luego encontré a los que son mis discípulos. Pero con nueve personas hacerle, digamos cara, a toda la humanidad o como dicen por ahí: O tienes que ser un loco que no sabe lo que hace o tiene que ser el Hijo de Dios que está tranquilo a sabiendas de que no queda otro camino.


   Pues así es, no queda otro camino.


   Cuanto antes lo cojáis, cuanto antes vayáis por el y lo aprendáis: mucho mejor.


   Habrá personas aquí que como es tal vez, por primera vez, no van a entender nada; pero claro; esto me lo he preguntado muchas veces.

   Cuando haya más gente, cuando pase más tiempo.


   Pero resulta que siempre tenemos el mismo problema, porque siempre hay personas que vienen por primera vez.


   Ahora, lo que sí me gustaría es que poquito a poco, si vosotros en verdad; que no sea, que no seáis aquéllas personas que dicen de verdad: “que sí, que están conmigo, que me quieren, que todo, que esto...”.


   Pero yo os digo a vosotros: así no se gana todo, tiene que ser con vuestro trabajo, y trabajar no importa que a uno se le rían. A mí se me rieron mucho y se me seguirán riendo, pero es igual. Me criticaron tanto, como sabíais, hasta el punto de que yo estaba a punto de salir loco (¿os acordáis en revistas y en todo?), no es que..., yo os lo recuerdo.


   Pero con todo lo que decían y lo que se pueda decir, cada vez hay más personal que lo sabe en toda España y fuera de España. Si vais por Almería os daréis cuenta que la mayoría de los camiones, de los autobuses, de los taxis llevan la fotografía y no hablan mal de ella. En Madrid muy pocos taxis veréis que no la lleven, en el norte mucho, en Valencia también y en muchas naciones ya de fuera también.


   ¿Entonces por qué llevan la fotografía y tienen esa fe sin haber estado aquí?


   Sabéis porqué, claro.


   Porque muchas veces como han tenido y tienen esa fe en esa fotografía, se han aclamado muchas veces y muchas de ellas han sido positivas. Pero no crea la gente que todas las veces que se aclamen a mí o a la fotografía va a salir positivo.


   Saldrá siempre positivo, o casi las más de las veces, cuando esa persona lo pida con ansia, lo pida “en ansia” quiero referirme a que lo pide con esa fe que cuando lo está pidiendo está convencida de que aún estando todavía enferma, ella piensa que ya se le ha concedido. A las pocas horas, o en ese mismo momento normalmente se le suele conceder, a no ser que ésta haya venido y no haya ya posibilidad de darle un año, dos años o un poco más.


De esto, de porqué se está enfermo, de porqué se viene a ser pobre o a ser rico, de esto hablaremos otro día. Pero lo que quiero que sepáis: que a Dios nunca lo vais a ver, o mejor dicho, todos lo vais a ver, pero cuando estéis a punto de entrar en Él, cuando seáis ya tan purificados como Él entonces seríais todos dioses porque todos seríais Uno con Él.

   Eso es la verdad.


   Ahora lo que cuando uno aquí en la tierra se va purificando y va siendo uno, sin darse cuenta, más elevado, sí puede presentir algo que no ha presentido hasta entonces, algo dentro de él, algo que hasta incluso en el pensamiento le pide al Padre y tiene una contestación dentro de él.

 

Pero no os engañemos, que también a veces hay personas que lo hacen y ellos se lo hacen y ellos mismos lo reciben. Están en un gran error. Pero esto se darán cuenta enseguida porque el Padre si una vez tienen espiritualmente dentro de cualquier persona de vosotras esa palabra, si habéis recibido que va a ocurrir una cosa: ocurrirá.

 

Si se os va a conceder se os concederá y si no es porque no ha sido el Padre.


   Normalmente siempre lo habéis sabido lo que voy a decir ahora, pero si no lo sabéis aclamaros siempre en mi nombre porque para eso el Padre me ha mandado aquí y a todos los mundos. Aquí me veréis en materia y en otros sitios en Espíritu.

 

Pero la realidad es que todo lo ha puesto bajo mis manos y yo no quiero que me conozcáis si queréis como tal, soy uno igual que vosotros, pero demostrado está que cuántas cosas me habéis pedido, ¿es que aquí cabríais en el campo las que se os ha resuelto?


   No es que con esto yo critique ni eche en cara, es para que sepáis que si no viniera de Dios no podría hablar cosas de Dios; hablaría cosas de cataclismos, de destrucciones y hablando en contra de Él.


   ¿Por qué temen todos de enfrentarse a Dios?


   ¿Por qué siempre se dice que va a venir lo peor?


   Porque no son cosa de Dios.


   Dios no me iba haber mandado a mí a decir lo que ya todos sabéis, todo lo que han dicho desde mucho tiempo hacia aquí. Y recordar que escrito está, cuando dije “que muchos profetas vendrían después de mí, pero que se me conocería también cuando yo viniera, y sólo se me conocería por las Obras”.


   Y las Obras son estas, que si hay alguna persona que diga que es mala quiero que me lo diga.


   ¿Pero cuántas hay en el mundo que ninguna es buena?


   Por lo menos podéis daros cuenta que nunca os he recriminado nada, al contrario, os lo he dicho con amor, y una persona que dice las cosas con amor es porque os quiere.


   Vosotros podéis, a veces, a un hijo decirle..., hasta insultarlo, pero cuando vuelve a vosotros le abrís los brazos y no ha pasado nada. Pues igualmente y con más cariño os tengo yo.

 

Porque vosotros miráis a vuestros hijos como materiales y yo no os miro así, yo miro vuestro espíritu, no vuestro comportamiento como materia. Si fuera como materia, si yo mirara como materia en verdad, en verdad os digo:


   Que yo no tendría ningún discípulo de los que tengo.


   ¿Os extraña esto verdad?


   Pero los miro como espíritu. Espiritual. Y el espíritu vale mucho, pero les ocurre como a todos vosotros, hoy ven las cosas de una forma y al estar tan materializados mañana puede ser que el que menos se espera, hablándoles los cambian.


   Dirás: “¿Esto cómo puede ser?”.


   A vosotros os ocurriría igual o peor.


   Al único que no pueden cambiar es a mí, porque yo no hago la voluntad de nadie de vosotros, de ninguno, solamente hago la voluntad de mi Padre que está en mí.


   Por eso estoy aquí, para que cuando estéis alguien en la duda, ¿por qué ir a preguntar a cualquier otro? ¿He dicho de alguien alguna vez algo que no se cumpla?


   Creo que bastante habéis tenido y mucha voluntad (y no lo sabéis esto); pero vosotros no sabéis que aún así tengo que tener mucha voluntad para venir hoy como he venido, porque vosotros me veis que tengo muy buena cara y que estoy muy bien; si me vierais sin camisa y descalzo a lo mejor no pensabais igual, a lo mejor entonces me teníais lástima y eso no quiero; porque he venido a padecer, no morir en la Cruz, pero a padecer si es posible más que entre vosotros juntos

 

. Los que están conmigo lo saben, y no os lo iba a decir, pero si vierais la columna veríais que está ya casi partida en tres trozos distintos, uno para cada lado, sino fuera por los tacos que llevo (el talón para que me entendáis) en el pie derecho me veríais ahí.


   Ya dije antes de empezar aquí que conforme fuera recogiendo todos vuestros pecados yo me iría girando-girando-girando y algún día me lo quitaré para que lo veáis.


   Hago un gran esfuerzo para estar aquí con vosotros, por eso dije que aún me quedaba un tiempo que estar entre vosotros, que no es porque fuera a morir, pero llegaría un tiempo que no podría venir y yo me gustaría que esto lo supiera el mundo antes de que yo dejara ésta Obra.

 

Por eso tengo tanto afán y algunas veces puede que les riña a los que están conmigo, pero es por el interés que tengo de que cuando yo me marche no echéis nada a menos sino que sepáis que de una forma u otra estaré aquí con vosotros.

 

Por eso es el viajar todo lo que pueda para que a poco a poco sepa por toda Europa, y creo que los principios están dando mucho y mucho resultado porque ayer mismo tuve llamadas de allí desde donde estuvimos y todo es; no positivo; sino muchísimo más que yo pensaba.

 

Por lo menos solamente pues estoy conforme con esto y doy gracias a Nuestro Padre y al Vuestro para que nos mantenga un poco más y para que todos puedan un día gozar de ésta luz y de que sepa que dentro de mí está el mismo Padre.


   Ahora voy a terminar ya y hoy no voy a bautizar porque siempre que bautizo me ha gustado tener la túnica; no por nada; igual podría pero para recuerdo más bien; y luego después de bendeciros a todos y al agua yo saludaré a algunas personas (las que queráis, que me pondré ahí) aun haciendo un gran esfuerzo porque andando vine antesdeayer y ya no pude..., tuve que acostarme en la casa. Muchos os preguntaréis:


   “¿Siendo el Hijo de Dios le pasa esto?”.


   No os puede pillar se sorpresa porque el primer día que yo pisé aquí ya lo dije: “Quiero padecer por todos vosotros”.

   Con solamente desearlo podría, pero entonces ya no cumpliría lo que he venido a hacer.


   Así es que vais a destapar las garrafas y vamos a bendecir el agua.

   (...Corte de pausa y sigue...)


   El Maestro:...Los que necesitéis más vista os vais quitando las gafas y luego después poco a poco vais probando a ver si veis mejor, o aquélla persona que no puede andar o que tenga algún defecto que lo intente, a ver cómo se queda.


   Ahora ya vais cerrando las garrafas y si luego alguno después, con tranquilidad ha visto alguna cosa espiritual o se ha mejorado de alguna de sus dolencias o alguna cosa que haya visto en él y quiere decírselo después aquí a Pedro puede hacerlo. Sería bueno que no se lo guardara porque eso valdría para otras personas que vienen por primera vez.


   Yo he dicho que me iba a poner ahí para saludaros a todos pero voy a rectificar esto y lo que voy a hacer es que me voy a ir porque es que mañana (no se si lo sabéis) mañana tengo que madrugar bastante y estar todo el día visitando, el miércoles también y el jueves iré a Plasencia, tengo toda la semana de viaje y como no..., aunque me veáis -como digo- no me encuentro lo bien que yo quisiera, pues pienso que para todo esto os va a atender Pedro y los que están con él tan bien como si yo estuviera.


   Yo lo que si me gustaría de vosotros es que cuando yo viniera os encontrara aquí pero no porque padecierais de nada, me gustaría veros a todos sanos, alegres y sin ningún motivo de nada, sino que si os veo aquí sea porque vuestra propia voluntad os ha traído aquí; no venís forzados pues cuando uno viene forzado es (ya lo dice): venimos a la fuerza; perocuando uno viene porque él quiere venir ahí está el mérito de cuando se quiere aprender y ayudar a una Obra que es lo que yo he dicho antes: aún me parece que ninguno o muy pocos saben lo que esto significa, si esto hubiese sido así ninguno se hubiera marchado de mi lado y vosotros menos.

 

Allá donde yo fuera iríais vosotros, porque qué cosa más buena o más bonita es aquello..., aquello que he dicho hace muy poco tiempo:


   Servir al Padre. Servir al Padre ya es todo, porque qué seríamos ninguno de nosotros si no fuera por Él.


   Pues si Él lo quiere así, ¿por qué no complacerle?


   A mí no me importaría, no se a vosotros, si tuviera que desnudarme e ir predicando sin nada, como mi madre me parió (muchos os reiréis), pero así lo haría.

   Si no es..., si es así solamente tendría que percibirlo y lo haría, aunque me echaran de adónde fuera, pero servir al Padre es lo primero sobre todas las cosas, después ya sabéis que es al prójimo, que tantas veces os he dicho, pero que muy pocos lo hacéis.


   Esto no es ninguna recriminación, solamente que como he dicho otras veces parece que un hijo puede (...hace aire; parece que dice...) enfadarse con el padre porque le ha reñido o porque le ha dado a lo mejor una bofetada, pero cuando es mayor y lo piensa sabe que ha aprendido mucho más con aquélla bofetada que las veces que le ha dejado hacer lo que quería.


   Por lo tanto el día que yo falte no será por pruebas, que será porque no he tomado interés en deciros las cosas de forma aunque tenga que rodear para que lo comprendáis todos.


   Ojala que a todos cuantos estáis aquí un día os pueda ver no aquí, sino adónde yo esté, pero esto falta mucho.


Adiós a todos y que os vaya bien; y hasta pronto porque yo me toca viajar por lo menos hasta el mes de septiembre mucho.