CONSEJOS Y RESPUESTAS DEL MAESTRO

  Llevad mis palabras y mis enseñanzas por toda la Tierra y seréis mis discípulos, mis hermanos y mis amigos, y encontraréis la felicidad como la tengo yo.

 

El Rebollar, 3 de noviembre de 1991

 

E

l viernes pasado aquí hubo bastantes jóvenes. Os voy a decir esto porque cuántas y cuántas personas quieren saber más de lo previsto y todo tiene un proceso en esta vida, y en otras. Y, por lo tanto, no es bueno querer correr demasiado tampoco.

 

            Esto ocurrió en la Vall d’Uixó (seguramente hoy hay personas de allí aquí también): empezaron a hacer espiritismo. Y son niños de doce o catorce años, y no sé dónde lo han aprendido, tal vez sea por sus padres, tal vez sea por otras personas mayores.

 

            Pero la cuestión es que yo rogaría a los padres, o a cualquier otra persona mayor, que no deberían ni hablar tan siquiera delante de los niños de todo esto. Porque, tal vez, los niños, aunque no lo hayan visto, sí lo han oído, y prueban.

 

            Y, ¿qué es lo que ha ocurrido? Pues que tuvieron que ir desesperadamente a buscar a algunos de los apóstoles que tengo yo para ver si podían hacer algo, ya que allí les había salido tres espíritus de lo peor. Porque, claro, cuando se invoca a una cosa que no es buena, pues tienen que recibir lo que invocan.

 

            ¿Y qué es lo que ocurrió? Pues que les dijeron (los tres espíritus), que aquella noche, a las doce y un minuto, morirían.

 

            (Y sabéis todos que yo de esto no hablo nunca, solamente una vez, por unas circunstancias... Y yo, si hay gente joven, pues quisiera que esto no se volviera a hacer. Esto lo puede hacer alguna persona de las que ya, pues, estén muy preparadas; y aún existe un gran peligro.)

 

            Estos niños no hubieran muerto de ninguna manera, pero al entregar su alma a una entidad que es contraria a lo que nosotros estamos diciendo aquí, (o sea, Satanás, para nombrarlo), entonces, ¿qué es lo que hubiera hecho? Como digo, no los hubiera matado.

 

            Hubiera muerto alguno, no digo que no, si ellos se hubieran vuelto atrás de lo que (los espíritus) les hubieran podido decir. Porque cuando uno vende el alma, sí; de esta manera (aún siendo niños ignorantes), si lo “malo” los coge, no los va a soltar tan fácil.

 

            Lo que quiero decir ya con esto, es que hubiera intentado atraer a más amigos, incluso hacer que hubieran matado a algunos de sus amigos, o, incluso, de su familia. Y ellos lo hubieran hecho, porque les hubiera amenazado con matarles. Menos mal que se llegó a tiempo y se ha podido solucionar.

 

            Ahora, si hay algún familiar o algún amigo que conozca a estos niños me gustaría… Que vinieron la mitad nada más, y la otra mitad, los que vinieron, dijeron: “creo que van a volver a hacerlo, otra vez”. Entonces, si llegan mis palabras a esos familiares deberían tener en cuenta dónde van sus hijos, y qué es lo que hacen, con quién se juntan, y, aunque, al final, no les sirva de nada, siempre es mejor tenerlos bajo la mirada del padre. Porque esto puede llegar a perder a una familia, porque les iban a aconsejar que lo hicieran; y si no lo hacen, les hubieran metido miedo, o hubieran matado a alguno.

 

            Esto es muy peligroso, lo vuelvo a decir otra vez.

 

            Y fijaros vosotros (y vosotras, claro), que tenéis tres o cuatro hijos y no podéis controlarlos. (Yo creo que no puede decir, o no se debe decir que “no se puede.”) Si uno vela de verdad por sus hijos, al final sabe con quién se juntan y, más o menos, al saber con quién se juntan, lo que hacen.

 

            Si eso fuera así, ¿qué sería de vuestro Padre? Daros cuenta si hay millones en todo el mundo, en todo el Universo, sin embargo, tiene que estar en todas las partes para saber cada uno lo que hace.

 

            Ya que muchas veces se dice que Dios no existe, os creéis, como el otro día, estos niños, ¿qué hubiera sido de ellos? Si no hubieran sido unos niños, tal vez se les hubiera dejado que hicieran su voluntad; pero, eran unos niños y no se les podía consentir esto. Y se tuvo que mandar a estos niños a donde tenían que ir, porque de haber ido a otro sitio, hubiera sido demasiado tarde.

 

            Por lo tanto, pensad que Dios siempre está en todas partes: dentro y fuera de cada uno de vosotros. ¿Qué es lo que se pretende con esto? ¿No veis que lo que se pretende es querer saber más de lo que se puede? Y cuando uno se pasa de un límite, también es malo; no llegar también es, pero con el tiempo se llega. Pero sobrepasarse sin saber adónde vas, eso es muy malo.

 

            Vosotros, no sé si os acordáis, un día os dije sobre las personas que querían triunfar y vendían su alma. Y ya os dije el resultado: sí que van a triunfar, yo también os lo digo, que sí; pero todas morirán cuando hayan triunfado, ninguna morirá de vieja.

 

            Por lo tanto, lo malo no nos lleva a ninguna parte, siempre a destruirnos unos a otros. Y es muy fácil, todo lo que no se hace bien, poco tiempo duraCuesta el mismo trabajo hacer lo bueno, y, sin embargo, todo lo bueno perdura.

 

            Todo el que trata de ayudar a uno, no tiene porqué esconderse para ayudarle, siempre está ahí con la cara alta. Y eso es lo que yo siempre os he dicho, y lo que os digo: que os ayudéis siempre unos a otros. Si nos ayudamos unos a otros, no es tan difícil hacerlo, y, sin embargo, ¿cuánto podríamos ganar?

 

            Vosotros creéis, que en este mundo que vivimos, si un día y otro, y otro, y continuamente, nos hiciéramos daño unos a otros como está pasando, ¿vosotros creéis que algún día podríamos salir de aquí? Es que dejaríais vuestro cuerpo y, después, tendríais que volver con otro cuerpo, pero tendríais que venir nuevamente aquí. Y, ¿por qué? Si dijerais:

 

            “–Bueno, es que nosotros no lo sabíamos”.

 

            Claro, como te metes en un cuerpo, y resulta que no tienes quien te lo haya dicho, pues, uno ve a los padres hacer esto y uno, pues, lo hace también. Pero es que ahora no podéis decir eso, porque ahora estoy yo aquí entre vosotros y yo os lo estoy diciendo día a día: si no es por el amor, no vamos a elevarnos (espiritualmente) ni una sola persona.


            Este mundo puede ser maravilloso si la humanidad quisiera. No digo que más arriba fuera más maravilloso aún, porque así lo es y así seguirá siguiendo, pero este puede ser también un mundo de amor y no de odio. Porque el odio se ha creado por la humanidad.

 

            ¿Por qué?

 

            Por la envidia, por el egoísmo, y también por el orgullo.


            Daros cuenta vosotros que vais a tener algunos (y otros lo tenéis ya), todo cuanto queréis. Me refiero económicamente u otras cosas. Y todo lo tenéis, pero aún ambicionáis más. Y yo os pregunto: ¿y para qué? (…): ¿qué va a hacer ese señor con tantos millones si no los reparte a los más necesitados o para ayudar al que él vea? Pero, ¿necesita más? ¿Qué le espera a él también? A él le espera aún (algo) peor que a vosotros, pues ya que no quiere ayudar pudiendo, pues, daros cuenta, esa riqueza se la va a dejar. Y él dirá:

 

            “–Bueno, para mis hijos”.

 

            Pero es que si a sus hijos no les hubiera dejado nada, tal vez, sería mejor. Porque así serían más salvos que de la otra forma. Y cuando digo “más salvos”, todos seremos salvos, pero así tardarán mucho más.

 

            Vosotros pensáis y diréis:

 

            “–Bueno, yo lo que sí quisiera… sería capaz de lo que fuera por ser rico”.

 

            Pues yo os digo: es una desgracia ser rico. Porque si ser rico fuera algo bueno, yo ahora hubiese venido a por vuestra materia, y me interesaría ella y no por el espíritu. Yo estaría siempre dispuesto a cuidar esa materia, pero yo no he venido a por esa materia, yo he venido a conservar vuestro espíritu, a enseñar a vuestro espíritu para que no se pierda. Eso es lo que yo deseo. Porque tenéis que tener en cuenta que la materia es una cosa viciosa y que nos lleva al mal camino, la materia nos hace llevar ese atraso que yo os estaba comentando.

 

            El espíritu no progresa… Yo os estoy hablando como si estuviera ahí en medio de vosotros. Yo quiero que me miréis hoy y siempre como si viviera siempre con vosotros.

 

            Bueno, pues, iba a decir: ¿La materia sirve para el progreso del espíritu o el espíritu sirve para el progreso de la materia? ¿Qué os parece a vosotros? Me gustaría que me lo dijerais vosotros, a ver qué adelanto hay: ¿la materia sirve para el progreso del espíritu o el espíritu sirve para el progreso de la materia?

 

PÚBLICO: El espíritu.

 

MAESTRO: ¿El espíritu sirve para el progreso de la materia? Fíjate, que es todo lo contrario.

 

(Alguien del público comenta algo de fondo)

 

MAESTRO: Bueno, pero yo quisiera saber hasta dónde llegan vuestros pensamientos, o sea, vuestra elevación. Daros cuenta que la materia dentro de un tiempo muere, entonces, ¿qué progreso va a tener la materia? Al contrario, el que progresa es el espíritu.


            Pues no, no es la materia la que progresa, es el espíritu. Por eso a mí me interesa vuestro espíritu, porque es el que va evaluando de vida en vida, hasta llegar a donde tantas veces os he comentado. Ese espíritu es un espíritu que es Dios mismo, ha salido de allí, y por eso os ha dejado aquí para que nuevamente vayamos (con nuestro trabajo, nuestros sufrimientos, nuestras glorias…), de día en día, progresando de un mundo hacia otro.


            (…)

 

            Cuántas veces os he dicho que Dios está en mí, y yo en Él. Pero yo soy la parte que se da a conocer al mundo; la otra parte es la que nadie puede ver sino el que viene de Él.


            Me gusta que mis amigos, os voy a llamar así: “mis amigos”, no queden más en la ignorancia, y cuando veáis alguna cosa por televisión, o vayáis donde vayáis, que sepáis contestar o si os dicen la verdad o la mentira.

 

 

(Ahora el Maestro explica con una botella de agua y un vaso la frase “Dios está en mí y yo en Él”. El espíritu de Dios está en el Universo (simbólicamente el Universo es la botella), y su cuerpo (en este caso, lo representa el vaso) recibe parte de ese espíritu. Cuando el Maestro muera y deje el cuerpo, su espíritu irá directa y nuevamente a Dios; a diferencia del espíritu de cualquiera de nosotros, que ha de pasar por todos los mundos, durante muchas vidas, hasta fundirnos en Dios, nuestro origen).

 

            Bueno, pues así es como una vez y otra os he dicho que solamente por el amor será salvo el hombre. Hay que ir superando todo esto y solamente con ese amor que os he dicho se puede llegar. De otra forma, no hay ninguna. Sabiéndolo todos, ¿por qué no ya de una vez, no empezamos a darnos la mano, a ayudarnos cuanto podamos? Porque no solamente ayudar se trata por el dinero. El dinero es lo de menos para evaluarnos.


            ¿Vosotros sabéis, por ejemplo, cuando ya estáis en unas alturas… del cuarto mundo para adelante, (…) sabéis allí lo que se hace, más o menos?

 

            Pues allí la gente no piensa en criticar, no piensa en lo que va a comer, ni piensa en lo que va a vestir. Solamente piensa que quieren llegar cuanto antes, y la única forma es el amor, y, por lo tanto, allí sólo saben amar y amarse los unos a los otros. No les interesa nada más; se desviven por ayudarle a otro, no miran que tengan que hacer más horas, o tengan que ir para acá o tengan que ir para allá, lo que quieren es ayudarle al vecino y al primero que encuentran que esté necesitado de alguna cosa.

 

            Esto aquí, pues, claro, como está como está el mundo, al ayudarle el uno al otro, el otro no se lo paga, o no le devuelve lo que él le ha hecho, y aquel se ve ofendido como diciendo: “hombre, mira, después que le he hecho esto, y ahora resulta que me ve por la calle, ni me da las gracias, ni me saluda, ni nada; pues, mira, que se lo haga él si quiere”. Y así pensamos, nos cansamos pronto.

 

            ¿Y nosotros no somos capaces de perdonar una y otra, y otra vez? O sea, que si perdonamos una vez, y reinciden mañana en lo mismo, nosotros decimos: “Bueno, le hemos acabado de perdonar, y ahora… pues, mira, yo no le perdono más. No le perdono más”. Entonces, quiere decir eso que ayer nosotros éramos mejores que hoy. Porque ayer nosotros le perdonamos a estos señores, pero hoy han cometido otra cosa, y claro, en esto ya no les podemos perdonar, porque ya les perdonamos ayer. ¿Cuánto hemos adelantado, entonces? ¿Cuándo tendríamos más odio: ayer o hoy, si ayer sí le pudimos perdonar y hoy no? Y esto es lo que pasa con la humanidad.

 

            Pero, ¿por qué cada uno de nosotros no pensamos una cosa? Vamos a ayudarle a todo el mundo, y si se nos ríen, que se nos rían, me da igual. Si tu propio hermano en tu casa, te dice que “eres un tonto”, porque él “no lo hubiera hecho”, “porque así no se gana nada..” ¿Y qué más da? Se pueden reír todo cuanto quieran, pero aún no han llegado al final, estamos en los comienzos. Es que no le sale a ninguno hacer lo que yo estoy diciendo, porque las madres o los padres son los primeros que le dicen: “este hijo mío es tonto”. Y si alguno saliese… pues, claro, no podría seguir.

 

            ¿Y sabéis por qué no va evaluando la humanidad? Porque nosotros no hacemos ninguno la voluntad de Dios. Hacéis la voluntad del pueblo, porque:

 

            “–Ay, es que si se entera el pueblo”

 

            “–Uy, pues la comidilla del pueblo sería”

 

 

            “–Ay, es que si se entera ésta, uy, si se entera esta, uy..”

 

 

            Bueno, entonces, ¿a qué hemos venido?

 

            Así nunca cogeremos nada, porque, claro, es ahora mismo con venir aquí: la mayoría de mujeres, o de niños, no pueden venir porque el padre dice que… en eso él no cree. Porque no crea el padre se tienen que perder los hijos también. Y así es la cosa.

 

            Y si vas a decirlo en una carnicería:

 

            “–Ay, yo lo diría, pero (¡mecachis la mar!), hay ahí dos mujeres, que si se enteran ellas enseguida todo el pueblo lo sabrá.”

 

            Pues entonces vivimos para… Tenemos miedo de ser criticados; y para no ser criticados, ¿qué es lo que tenemos que hacer? No salir. Y si no salimos, pues se dice siempre en el pueblo, pues que estas personas son así, que son asá, que no salen… Y también nos critican.

 

            Pues si hemos de ser criticados de todas formas, ¿por qué no cogemos el camino de la virtud y decimos: “Vamos a servir a Dios”? Porque, al fin y al cabo, ni con riquezas, ni con sabiduría, ni con nada de lo que podamos alcanzar en este mundo vamos a librarnos de que tengamos que coger un día, cuando nos llamen (a unos sí, a unos antes, a otros después), pero conforme os vaya llamando vais a tener que dejar las riquezas, a vuestras familias, y vais a tener que dejar todo cuanto tenéis. Pues entonces, ¿por qué ahora que se puede disfrutar, así como estamos, ayudándonos unos a otros, conversando, yendo de viaje, hablando, comiéndonos ahí un trozo de pan con lo que sea; pero, ¿no es bonito ir con la cara alta, al aire libre, y que digan lo que digan? Esto es lo que podéis ir haciendo, avanzando cada vez más.

 

            Mientras se vaya uno escondiendo es que algo teme, y si tememos algo, pues tendremos que ir a algún sitio donde nos puedan perdonar lo que debemos. Y si nos tienen que perdonar algo, ¿quién mejor que aquí? A ver, poco a poco, los jóvenes porque tienen tiempo, pero han de empezar cuanto antes. Los mayores, que tenéis menos tiempo, debéis arrepentiros, pero ya, porque así vuestros pecados os serán redimidos; pero vuestra elevación tiene que ser ganada por vosotros mismos.

 

            Pero aunque una persona haya hecho lo malo durante toda su vida, y se puede arrepentir antes de dejar ese cuerpo (antes de salir de ese cuerpo), pues ese espíritu no se ha ganado nada, pero, al menos, si vosotros me debéis una cosa y yo os la perdono, ya no me debéis nada. No habréis evaluado para salir adelante, lo que haréis será, bajar otra vez, pero con el espíritu limpio y a empezar de nuevo. ¿Por qué? Pues porque yo, lo que me habéis hecho, lo he perdonado, eso ya corre de mí (cuenta), y si os he perdonado quedáis limpios.

 

            Esto lo hablo para los mayores, aunque nunca sabemos si vamos a morir mañana o pasado. Por lo tanto, tanto si son jóvenes como mayores, yo os diría que os arrepintierais de todo lo que vosotros creáis que no habéis hecho bien. Ya veis que yo no os digo que vayáis a ningún sitio, ni siquiera a mí, para que así nadie pueda saber lo que vosotros habéis hecho mal o peor.

 

            Solamente mirando hacia dentro de vuestro corazón: mirad y encontraréis algo, y os daréis cuenta de todo lo que habéis hecho en esta vida. Pedidle a Dios, decid que queréis arrepentiros, y que os arrepintáis de verdad, en espíritu y en verdad. Y vosotros quedaréis limpios; pero eso sí, no volváis a hacerlo más.

 

            Si, de lo contrario, venís a mí (que para eso he venido), y soy el único que os he de limpiar (tanto como si se lo pedís a Dios en espíritu, como si me lo pedís ahora a mí), soy yo el que tengo que perdonaros. Y yo os he de decir: “marchad, que limpios estáis.” Ahora, la elevación viene después, y eso ya depende de cada uno de vosotros.

 

            Pero si estáis sucios, si vuestro espíritu no está limpio, no podéis de ninguna manera ir superándoos en esa elevación que tanto deseo para vosotros. Y esto no es difícil, arrepentirse de verdad no es difícil; y tratad de no volver a hacerlo más. Si una persona cae en otro bache que nunca le ha ocurrido, que trate nuevamente de que ahí no caiga más. Tal vez hoy no os guste lo que os estoy hablando, porque, tal vez, no os he hablado nunca así; pero, yo os digo que, si cogéis mis consejos, algún día me lo diréis.

 

            Si hay alguna cosa que me queráis preguntar, hoy no he venido como otros días para irme corriendo. Hoy tengo que tiempo de estar el tiempo que haga falta para vosotros. Si alguien quiere hacerme una pregunta.

(Una mujer hace una pregunta sobre los difuntos: si hay que rezarles o ponerles velas)

 

MAESTRO: Esto de los difuntos se lo voy a decir ahora mismo. El espíritu… Usted, ahora mismo, ¿usted ve por donde anda? Usted se levanta y, ¿ve salir del campo sola? Pues figúrese, el espíritu ve mucho más que usted, porque él no necesita ojos para ver; si no fuera por él, aún teniendo usted ojos, no andaría. Por lo tanto, a ese espíritu no le hace falta porque lleva más luz cuando se ve “suelto” (fuera del cuerpo).


            Al cuerpo que entierran no le hace falta (luz), porque está enterrado, se pudre, y al final del tiempo no hay nada. ¿Qué es lo que va a ganar poniéndole cirios? Pues que algún espíritu que haya por ahí dando vueltas (de estos espíritus que no tienen mucha luz), pues, vaya a esa luz que usted ha puesto y se le quede en casa

.

            Porque yo le voy a dar otra respuesta, a ver si me comprende mejor: si usted ahora no viera apenas nada, y la dejáramos aquí sola, usted estaría mirando hacia los lados; y si usted viera una lucecita allí, y no viera nada más: usted se encaminaría a esa lucecita. Pero ya que estuviera allí, usted se agarraba a esa luz y por mucho que le estiraran, usted no la soltaría. ¿Me ha comprendido así?

 

(Otra mujer le pregunta sobre una luz eléctrica que tiene encendida de forma permanente en casa, en honor a San Antonio)

 

MAESTRO: Primeramente, a Dios no se le deben hacer falsas ofensas, por el hecho de que muchas veces se hacen, como a usted le ha ocurrido ahora, vaya; se hacen promesas y luego se pueden o no se pueden cumplir.

 

            Pero Él no necesita eso, solamente es amor, que es lo que he estado diciendo antes. Ahora, que cada uno puede hacer lo que quiera, de acuerdo; pero, si usted le ha ofrecido esto a San Antonio, el “san” se lo habrán puesto los hombres, pero él es “Antonio”. Porque, entre tantos “Antonios”, habrá uno, o algunos, que sean ya espíritus elevados; pero, lo que se dice “santo”, solamente es mi Padre, que también es el vuestro.

 

            Como santo, Él. Y si Él no necesita esto, ¿cómo lo van a necesitar los otros? O sea que, quiero decirle, que no se lo pone a nadie. Porque santos no hay; solamente santo existe Dios, para que me comprendáis.

 

UNA MUJER: ¿Puede ser que haya faltado una hermana mía, e ir yo a un sitio a que me curaran, y decirme: “su hermana la tiene aquí al lado”, puede ser verdad eso?

 

MAESTRO: Pero su hermana, sobre la que le han dicho eso, ¿dónde está?

 

MUJER:Mi hermana está difunta, que ha faltado.

 

MAESTRO: ¿Y quién se lo ha dicho?

 

MUJER:Pues fui a un sitio a curarme y me dijeron: “mire, a su hermana la tiene ahora aquí, y ahora la tiene aquí”. ¿Puede ser eso verdad?

 

MAESTRO: En alguna ocasión se ha dado el caso, pero, normalmente, no.Normalmente no, porque debe ser un espíritu muy elevado y (puede darse las circunstancias), pero si su hermana hubiera estado allí, lo lógico es que la hubiera visto usted y no el otro. ¿Y qué hacía en un lado y en otro?

 

(La mujer le comenta lo que le dijeron)

 

MAESTRO: Pero dese cuenta: ¿qué estaba allí, jugando? Porque si su hermana tiene que venir y le conceden un minuto (o el tiempo que le concedan desde arriba, no cuando ella quiera), no está ella sola, sino que la acompañan otros espíritus. Y cuando bajan, bajan para alguna misión, para algo. Pero, por gana de hacer así, como dice usted, y estar “asá”, haciendo así, pues no. Normalmente no. Porque de la otra forma, habría venido para que usted la viera, y si necesitaba algo, usted mismo la hubiera oído.

 

(Otra mujer le pregunta algo, pero no se recoge en la grabación)

 

MAESTRO: Pues yo te puedo decir rotundamente que no tienes ninguno. Que pueda darse el caso, sí. Pero que tú no lo tienes. O sea, tú hazle caso a quien tú veas que mejor te encamina. Pero yo te digo que no lo tienes. Tú ahora, lo que tú quieras, haces. Pero cuanto más vayas a esa persona que no te ha encaminado bien, pues a lo mejor te sientes peor. No lo sé, eso ya es cosa tuya. Tú vas probando y haces tu voluntad; pero si es epilepsia, es epilepsia; y otra cosa, sería otra cosa. Porque, ¿cómo tú te vas a sentir mal porque tengas, y precisamente, un espíritu que sea tan familia tuya, tan cercano? Entonces vendría para hacerte el bien, pero no para esto.

 

OTRA MUJER:Que a mí también me han dicho que tengo un espíritu.

 

MAESTRO: Venga, ven para acá, ven. ¿Quién te lo ha dicho?

 

OTRA MUJER:Un curandero.

 

MAESTRO: Pues ya veréis ahora que todos los curanderos son videntes. (Y así pasó, como os dije, en el pueblo de Alcolea, que cuando fui me acogieron con frialdad de ver que tantos y tantos, pasando por allí, les habían vaciado el bolsillo y luego no les habían llevado a ninguna parte buena.)

 

            Esta chica dice que le habían dado ganas de suicidarse dos o tres veces por el hecho de que unos curanderos le han dicho que lleva un espíritu malo. Y yo le digo, bueno, si lo llevas malo, ¿por qué ellos no te lo han quitado? ¿Por qué te han estado gastando tanto tiempo para hacerlo? O otra cosa, ¿por qué no te han mandado a una persona que pueda hacerlo?

 

            Yo rotundamente te voy a decir una cosa: si tú lo llevaras, no hubieras llegado aquí. Y si hubieras llegado, ya te hubieras caído al verme a mí. O hubieras dado un chillido y te hubieras limpiado. Por lo tanto, todo eso sólo es una mentira. Lo único que tú, si eres bien (…) te quitarás la vida por lo que crees que llevas dentro, pero tú no llevas más que una depresión de nervios, y nada más. Pero si tú, cada vez que te ocurre, me dices: “Maestro, sálvame” ó “Ayúdame”, no lo tendrás más.

 

            Porque ella no lleva nada, porque con solo estar a mi lado, ella no podría haber estado de ninguna manera. Vosotros sabéis que han ocurrido muchos casos así. Por lo tanto, ni a la fuerza, ni aunque hubiera sido con tres o cuatro hombres ella podría haber llegado aquí. Porque si ella llevara algo malo, ¿cómo es que haría esa amistad conmigo? No podría ser, yo no estoy predicando a favor de la mentira. O sea, que puedes irte tranquila, que por ahí no. Ahí no vas a ir. Dame un beso y vete tranquila, que no tienes nada.

 

            Que no os saquen el dinero, porque todo se encierra en dos cosas: o que tienes un mal espíritu o que tienes un mal de ojo. Y así es la mayoría. Pues eso es un cúmulo de depresión, y cuanto más le digan… Llegará y le dirán: “No, si ahora ya no llevas uno, llevas dos, o llevas tres.” Y claro, ella piensa y piensa y cada vez se va a perjudicar más. Nada, que no se preocupe que no tiene nada de eso.

 

(Alguien le comenta algo, pero no se recoge en la grabación)

 

MAESTRO: Sí es verdad, sí. Yo he sanado a personas así. Y, por desgracia, en algunos pueblos hay bastantes, y ahí está este señor que yo he llamado antes, Ventura, que sabe que en su pueblo también los hay. Y los hay, pues, en casi en todos los sitios.

(Alguien le comenta algo sobre el mal de ojo)

 

MAESTRO: El mal de ojo no se puede evitar, solamente quitarlo cuando te lo hacen.

 

(Otra mujer le comenta algo, pero no se recoge en la grabación)

 

MAESTRO: Mirad lo que dice esta señora, ella ha tenido a su hija a la muerte. Pero yo te digo que sí, porque se han muerto animales, se han muerto personas si no se llega a tiempo. Yo lo he quitado (no es por hacerme “eso”, ni deciros una cosa que… os digo la verdad), yo lo he quitado siempre a la primera vez, hasta por teléfono, claro... Bueno, ¿algo más?

 

OTRA MUJER:¿Una persona puede estar enferma por tener un espíritu maligno dentro de ella?


MAESTRO: Si una persona lleva algo malo, lo que le lleva es a algo malo. Y si te dicen (como he dicho cuando los niños), y te hacen ver que tienes que echarte por un risco abajo, pues te echarás. Y, además, no es el comportamiento adecuado para ninguno de los que estén a su lado. Pero, ahí está lo que estamos discutiendo tantas veces, antes (desde siempre), se ha otorgado de que lo malo existe: se puede meter un espíritu malo.

 

            Y yo ahora digo, ¿el espíritu bueno no es más fácil todavía que el otro? ¿Por qué ahora una persona no puede ser buena? ¿Por qué la iglesia no reconoce más que lo malo y lo bueno no? Esa pregunta sí quiero que la estudiéis en casa, yo no os voy a dar la respuesta…

 

            Lo decís aquí. De El Rebollar mismo, lo primero que os dicen:

            “–Ay, a ver si es por lo malo”.

 

            Y yo os digo a vosotros: ¿vosotros creéis que Satanás se iba a partir por el medio para atraer aquí la mitad y la otra mitad..? Si está luchando lo malo contra lo bueno, ¿cómo es que lo bueno se parte por la mitad, lo agrega a lo que es bueno y se queda con la otra mitad? Entonces, ¿cómo va a luchar con lo bueno? Si con todo lo que tiene (de malo), no puede, ¿cómo le va a dar la mitad a lo bueno y se va a quedar la mitad sola? ¿Comprendéis lo que quiero decir o no?