EL AMOR ES LO PRINCIPAL

Si no hay fe no puede haber caridad, y si no hay caridad no puede haber amor.

 

Palma de Mallorca, 14 de junio de 2003

 

H

ermanos míos, sabéis que Dios es un Dios de amor. Pero, ¿sabéis dónde mora o dónde vive? Él está dentro y fuera de vuestros corazones.

 

            Hermanos míos, pensad un poco: ¿creéis que Dios tiene grandes riquezas? ¿Sí o no? Dios es un Dios de amor, es un Dios justo, pero Él es un Dios pobre. Sí, Él es pobre, pero, ¿por qué? Porque sus riquezas han sido repartidas por igual a todos sus hijos. Dios ha dado sus riquezas a sus hijos los espíritus.

 

            La joya más preciada del Universo es el amor. Esta joya que Dios ha puesto en vosotros es para que la utilicéis como os he enseñado amándoos los unos a los otros. Por favor, hijos míos, escuchadme. Os lo pido de todo corazón: es un bien para vosotros. Me gustaría que cada día os acercarais más hacia mí para poder daros de mi amor y plantarlo en vuestros corazones. Hijos míos, yo os amo.

 

            Hace mucho tiempo, y desde otros mundos muy lejanos, vine a este mundo para daros mis enseñanzas, pero los hombres de entonces no me comprendieron. Ahora he vuelto de nuevo para daros mis enseñanzas y mi amor, para enseñaros a amar y a ser amados. Prestad fe a mis palabras, pues de mis enseñanzas ha de salir vuestra salvación, y mi amor llegará a todos los rincones del mundo, y los hombres serán portadores de mis enseñanzas y de mi amor.


 

   Por eso os digo: liberad las grandes reservas de amor que os di para que el mundo entero sea salvo. Pues no existe ni hay otro camino para la salvación si no es por medio de mi amor.


            Si vosotros ya sabéis que la vida material es perecedera: ¿por qué no hacéis un esfuerzo por entenderme y por coger el amor que os traigo? Tanto que lucháis por la libertad y no os dais cuenta que esa libertad tan ansiada se halla a través de mi amor. El mismo amor con el cual os di mi vida por vosotros, el mismo amor con el cual os di la vida, el mismo amor con el cual se obra gran justicia, y el mismo amor con el cual se os conduce a la vida eterna.

 

            ¿De qué os sirven los reproches y venganzas cuando al fin de vuestros días sabéis que todos vais a dejar vuestros cuerpos, siendo llevado vuestro espíritu a un mismo lugar? Vuestro cuerpo se perderá en la Tierra mientras que el espíritu es eterno como el amor de mi Padre, que es el vuestro.

 

            ¿Cuándo habéis visto vosotros que el odio y el rencor traiga paz y sosiego a vuestros hogares? ¿No será mejor tratar de guiarles y convencerles con amor, como vosotros mismos hacéis cuando tratáis de guiar a vuestros hijos por el buen camino?

 

            Si sembráis el odio y la destrucción: ¿qué convivencia vais a dejar para el día de mañana a vuestros hijos? ¿No será mejor tratar de convivir en la armonía que os ofrece este amor tan maravilloso con el cual os di la vida?

 

            El camino del odio, la mentira y la maldad es muy corto y poco duradero. El camino del amor es muy extenso e infinito y, además, es un camino en el cual puedes hacer muchos amigos.

 

            También os digo para que así se diga a todos:

 

            Dios es la luz, y no la oscuridad.

 

            Dios es la vida, y no la muerte.

 

            Dios es la alegría, y no la tristeza.

 

            Dios está dentro de cada uno de vosotros y en todo.

 

            Dios es amor, y es tan visible como el amor.

 

            Si el amor se percibe y es visible, Dios también lo es.

 

            El amor infunde respeto, alegría, benevolencia y caridad.

 

            Todo lo bueno y sano se mueve por el amor.

 

            La verdad y la ternura también las trae el amor.

 

            Por eso, la forma más segura y fiable de demostrar a Dios es el amor.

 

            Dios viene a todos por el amor, ¿cómo podéis recriminarle nada?

 

            Y si cuando me pedís una cosa lo hicieseis con ese mismo amor con el que os doy todas las cosas, seguro que hallaríais respuesta.


            Por eso no podéis decir que tenéis fe cuando no existe en vosotros el amor. Y si no tenéis amor, no podéis tener fe. Pues la fe es resignación y aceptación.


            Si no aceptáis las cosas que os pasan, si no os resignáis en todo lo que os acontezca, no podéis decir que tenéis fe. La fe es el entendimiento, la comprensión y, sobre todo, el amor.

 

            Mirad si os quiero que os hice libres, y cuando os hice libres es porque confío en vosotros. Entonces, ¿qué confianza tenéis vosotros en mí cuando os pasa cualquier cosa y no dudáis en recriminarme?

 

            Daos cuenta: cuando alguna persona tiene un mal comportamiento perdéis la confianza automáticamente en esa persona, y a través de un juicio se le encierra. O sea, le priváis de su libertad. Pues recapacitad y pensad un momento: ¿cuántas ofensas y actos indignos le hacéis a Dios? Sin embargo, Dios continúa dándoos la libertad y no os priva de ella, y con ella la confianza.

 

            Y tened siempre en cuenta que la crítica lleva al odio, y el odio a la malicia, y la malicia os hace tropezar. Por eso os pido y os digo: abrid la puerta de vuestro corazón y dejad pasar el amor que os traigo.

 

            El amor de Dios llega a todos por igual, al igual que el aire llega a todos los rincones del mundo. Sin embargo, el aire sólo os sirve para esta vida, y el amor de Dios es la llave que os abre las puertas de otras vidas.


            A veces se está luchando por conservar los bienes materiales y las tradiciones familiares y no os dais cuenta que eso sólo os sirve para esta vida. Por eso os aconsejo que elijáis el camino del amor.

            Esto es lo que yo hace tiempo quería deciros para que, si de verdad tenéis esa intención, ese interés de querer llegar más lejos, entonces, acercaros al amor. Si queréis hacer la contraria e ir a otro sitio: id donde queráis, sois libres. Pero sí os digo, y para siempre, que el amor nace de Dios y aquella persona que gusta de hacer daño, dice que es más fácil hacer daño, que es más fácil no coger el amor, pues, yo os digo lo contrario. Para mí es más fácil arrimarme a daros un poco, aunque sea un poco, pero un poco de ese amor que os traigo para que pueda entrar dentro de vuestros corazones y podáis dar siempre más y más a aquellas personas que se acerquen a vosotros, como hacen conmigo, como hacéis conmigo.

 

            Por mucho que me pidáis siempre tendré para daros, pero siempre referente a lo que estoy hablando.

 

            Termino diciendo que “sólo Dios es Santo” y que “sólo por el amor será salvo el hombre”.